Aquí les va la historia de lo que se ha venido gestando recientemente en torno a la agresión contra los "Emos"
EMOS, INDÍGENAS, PUNKS
Agustín Escobar Ledesma
Estampas costumbristas de la intolerancia en Querétaro:
1.-Era un mediodía de enero de este año, caminaba por el Jardín Zenea cuando de frente advertí la presencia de dos escuálidos jovencitos de negra indumentaria y pelos parados, han de ser darketos, pensé. La muchacha era quien más atraía las miradas porque, además, de los hombros le colgaba una capa negra y transparente que le daba un aire de ave nocturna a punto de emprender el vuelo.
De pronto escuché la alterada voz de una mujer, quien llevaba de la mano a una niña de unos ocho años.
--¡Fíjate en qué fachas andan, qué vergüenza que así salgan a la calle! ¡De aseguro esos ni de Querétaro son!
La niña no decía nada, ante la abotagada cara de ira de la mujer, seguramente su mamá, al mismo tiempo que volteaba a ver con disimulo el paso del par de escuálidos jovencitos de negra vestimenta y pelos tiesos de gel, temerosos ante la furibunda mujer que casi se los comía con los ojos.
***
2.-A mediados del año pasado una amiga mía, asistente frecuente a los antros de la ciudad, me confió asustada que en cierta ocasión una pareja de jovencitos llegaron a un antro, tal vez era la primera ocasión en que iban. Ante la multitud, el novio de ella tuvo la desgracia de empujar levemente a la novia de un júnior de una distinguida familia queretana, de quien no quiso revelar su identidad.
El júnior, alto y fornido, reaccionó como si hubiese recibido la más grande ofensa del mundo, encaró al tímido muchacho tomándolo de las solapas ante el estupor y el azoro de su novia.
--¡Qué te pasa wey, hijo de tu puta madre!, Por qué no te fijas por donde pasas, pendejo! ¡Órale perro, salte, te voy a partir toda tu puta madre!
El energúmeno, ante la complacencia de sus amistades, llevó a empellones al jovencito al estacionamiento.
--¡Pídele perdón a mi novia wey, pero ya!
El muchacho, balbuceante, hizo lo que le ordenaban. Sin embargo, el júnior no se dio por satisfecho y quién sabe de dónde sacó un bidón de gasolina, rociándola encima del modesto carro del joven, que seguramente había conseguido prestado con su papá o con algún pariente, para tener un rato de diversión con su novia.
Amenazante, el endiablado hijo de una de las más respetables familias de Querétaro, extrajo de sus ropas un encendedor, cuya flama iluminaba su iracunda faz.
--¡Híncate y pídele perdón a mi novia, hijo de tu puta madre, si no quieres que queme tu chingadera!
El muchacho, con todo el dolor de su corazón, llorando, humillado ante su novia, se hincó y pidió perdón una vez más a la novia del júnior, perteneciente a una renombrada familia queretana.
***
3.-Desde siempre, ante la complacencia de las autoridades gubernamentales y de derechos humanos y la indiferencia de la sociedad, un día sí y otro también, los inspectores municipales, maltratan, roban, agreden, sobajan y pisotean los derechos humanos de músicos, payasos, indigentes e indígenas que se atreven a cruzar las asépticas calles del centro histórico en busca de la vida.
***
4.-A raíz de la agresión a los emos, escuálidos jovencitos que han optado por una identidad diferente, la columna "Los incalumniables" firmada en el anonimato, bajo el seudónimo de Juan Sereno, consignó "El viernes se oscureció Querétaro y entramos a una de las peores noches de nuestra historia moderna: la de la intolerancia, cuando un millar de jóvenes, dirigidos por Internet y empujados por mensajes telefónicos de texto, protagonizaron una desigual lucha de tribus urbanas en el corazón de la ciudad para, según dijeron, expulsar a los emos. La acción, sin que ninguna autoridad se percatara de ello, comenzó a fraguarse desde hace semanas con la participación de hijos de conocidas familias". (Diario de Querétaro 10.03.08).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario