lunes, septiembre 25, 2006

ÍCONOS DE LA REALIDAD

SOBRE ALGUNOS ÍCONOS QUE SE VIERON EN LA CIUDAD DE MÉXICO EN ALGUNAS PARADAS DE CAMIONES
 
EL ARTE DEL "CRAYOLAS". TOMADO DE SU SITIO
 
AL QUE NO PINTA, DIOS NO LO OYE.
 
 
Juan Carlos "El Crayolas" Pérez tiene 24 años y vive todavía con su familia en la colonia Neza de la Ciudad de México. El apodo de "Crayolas" le viene de casa. Sus tíos lo comenzaron a llamar así cuando en las reuniones familiares, en vez de convivir con los primos se mantenía a distancia dibujando con crayolas en las reuniones familiares. Esa actitud, más solitaria, reflexiva, no tiene nada que ver con timidez. Juan Carlos es un tipo seguro, firme y directo. Si por momentos parece eludir las multitudes o no hablar mucho, no es que huya de lo social, sino simplemente que disfruta cada vez de esa costumbre de pasar tiempo a gusto consigo mismo.    Su familia tiene un origen humilde. Sus abuelos fueron campesinos en la ribera del lago de Texcoco. Su padre trabaja como mecánico en un taller de coches, mientras que su madre es básicamente ama de casa, aunque se ayuda con la compra venta de cosméticos.Tiene un hermano mayor que hace muchos años se pasó al otro lado, vive en Los Angeles, Juan Carlos no mantiene una relación cercana con él. Mientras que hacia su hermana menor, de apenas 11 años, siente un cariño especial.      Los intereses de Juan Carlos son amplios. Sus preferencias musicales, por ejemplo, son variadas con inclinación hacia la música en español, entre los que están el rap nacional, el cual disfruta particularmente. Aunque no es muy asiduo a la lectura, sus libros preferidos son las biografías así como textos de historia de México y del catolicismo. Es católico y creyente, aunque no va a misa todos los domingos. Cuando Juan Carlos era un niño, fue abusado sexualmente por un sacerdote. Sin embargo este hecho no parece haber provocado en Juan Carlos ningún resentimiento hacia la religión, ni siquiera hacia los sacerdotes. Dueño de una peculiar comprensión –y capacidad- para el perdón, comenta que logró armonizar ese episodio como un pasaje de su vida que no dejó de transmitirle aprendizaje. Sin embargo, si le motivó una constante reflexión y curiosidad en torno al tema de la religión y el sexo y la difícil -pero inevitable- relación entre ambas. De primera impresión, Juan Carlos podría llegar incluso a parecernos ingenuo.Su obra, como su actitud ante la vida, refleja transparencia y autenticidad. Procura, por medio de sus cuadros, transmitir su sentir, explicarlo de hecho, desde una perspectiva reflexiva, por no decir desde un cuestionamiento casi filosófico. Juan Carlos es una persona conectada consigo misma. Transparente en sus sentimientos, genuino consigo mismo y con los demás. Ecuánime y pacífico, Juan Carlos transmite paz. La pregunta es :¿Por qué le gusta usar retablos para hacer arte? Más que una decisión es una costumbre para él. Comenzó a imitar ese formato desde varios años atrás en dibujos con lápiz. Buscaba contar historias breves por medio de un vehículo elocuente, breve, claro. Por otro lado, Juan Carlos opina que los retablos son una verdadera forma para representar a México y ¿por qué no usar formas mexicanas de arte para explicar cómo es México en vez de importar ideas y técnicas de fuera? México se ha explicado, se ha mostrado, a través de los retablos –opina Juan Carlos. Cree, también, que bien puede seguir mostrándose su país, su realidad,  desde ahí, con variantes en los temas, incluyendo más tópicos en ese tradicional formato.El sexo, la religión, la pobreza, la injusticia y el racismo son temas recurrentes dentro de su obra. En ella Juan Carlos busca hablar de lo que no se habla en México regularmente: las dificultades reales de salir de la pobreza, la corrupción estructural, cotidiana –casi doméstica- así como del profundo y complejo fenómeno del racismo y el clasismo en México. El humor, si bien podemos creer encontrarlo en algunas piezas, es algo que no se puede asegurar, y mucho menos cuando se habla de Juan Carlos, quien no es de risa fácil. Aunque cálido y amable, es más bien serio y discreto. Por medio de su obra pretende fomentar la reflexión sobre temáticas que a él le parecen de importancia. Ahí es donde aparece su filo, su agudeza, siempre buscando poner el dedo en la llaga. Es crítico dónde considera que hay que serlo y sin embargo no lo anima una cacería de brujas, sino el estimular una reflexión que detone un cambio paulatino. Su crítica social no es una denuncia arrebatada, sino una sugerencia pacífica. Busca la solución derivada de la reflexión y no el castigo revanchista derivado de la indignación. Por otro lado, es una forma de mantener un lazo con una costumbre de expresión muy mexicana.Si bien no es un experto ni mucho menos, ni tampoco un escéptico hacia ciertas tendencias dentro del arte contemporáneo, el Crayolas se expresa de la manera en que lo hace, porque básicamente reconoce el carácter didáctico, claro y directo que permite el retablo o exvoto. Pero,¿cuál es su sentimiento hacia el arte contemporáneo?Juan Carlos quiere comunicar el arte contemporáneo de una forma más sutil (y didáctica), piensa que en el arte contemporáneo tienes que ver la pieza, el título y de esta forma tratar de darle un significado que muchas veces no va a ser claro, es por eso que a Juan Carlos le gusta usar el retablo porque piensa que con la imagen y las palabras de éste, el mensaje es claro al momento de ser interpretado. Su intención no es sugerir una idea desde una obra abstracta o que requiera ser interpretada. Su obra no es cerrada sino abierta, abierta a todo el público. El busca comunicar para detonar una reflexión. Y en ese sentido no teme estar fuera de las corrientes de vanguardia o ser considerado elemental. El Crayolas no busca establecer un vínculo hacia Nueva York por medio de su obra, sino con su propia sociedad. Si bien poco platicador, su obra no deja de hablar por él. Si estás interesado en conocer más acerca de la obra de Juan Carlos "El Crayolas" Pérez,  puedes contactarlo en la siguiente dirección:

EL PASTOR ALEMÁN

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